AZARES
Su inmovilidad en la que
había permanecido todo el tiempo desde que llegó, se acababa de romper. Allí, recostado
primero contra el fondo de las nubes, está moviéndose como si en vez de andar se
deslizara sigilosamente. Los jirones de nubes negras fueron desapareciendo
lentamente. Parecía contar con una fatiga general. No llevaba alabardas ni
arcabuces, prefirió convertir el lugar en un paraíso a pesar de la ausencia de su hurí. Decidido salió a navegar de bolina exhibiendo su elegancia y eficacia
en su acometido. En medio del mar calmo y por determinación de los azares de la
vida, pudo acabar de leer “Los Cuatro Vedas”
Autora: Malania Nashki
Fotografía: Anónimo
Autora: Malania Nashki
Fotografía: Anónimo
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