jueves, 22 de marzo de 2018

CREPÚSCULO




Diferente cada día 
entre grises y naranjas 
en total algarabía 
con vientos que merodean 
entre árboles y guías 
vientos que secuestran 
hojas sueltas, otoñales
y pétalos de flores 
rojas, blancas, amarillas 
Y al caer la luz del día 
en recuerdo la ausencia 
mis fuerzas desgastan 
y ante tu silencio decae 
el albor de la vida.
                        Malania

sábado, 17 de marzo de 2018

BUSCANDO AGUA


LINA ADJETIVADA


LINA ADJETIVADA

Agraciada
Bonita
Corajuda
Delicada
Entusiasta
Fantástica
Gallarda
Hermosa
Impaciente
Jovial
K no es
Luminosa
LLorona
Musa
Ninja
Ñañosa
Osada
Portentosa
Quisquillosa
Ruidosa
Saludable
Tenaz
Unica
Vivaz
Y es una mascota increíble! Le gusta el agua del lavatorio.

Malania



viernes, 16 de marzo de 2018

ERMITAÑA


ERMITAÑA
Luce su hermoso color
de doce pétalos la flor
hojas verdes la respaldan
la cuidan del ardiente sol
Prefirió vestir de amarillo
mientras otras lucen de rojo.
entre nardos y junquillos
caléndulas y culantrillos.
No temas pequeña flor
no estás sola en el camino
si me saludas al paso
siempre estarás conmigo.
                              Malania

SIN HUMO


La noche anterior se había llorado todo como en concierto, con gruesas gotas, relámpagos, truenos y los gritos desesperados del loro de la vecina secuestrado en una jaula bailarina al compás del vendaval.                      A Estela le gusta salir a caminar antes de que salga el sol. Ese día viernes las calles, algunas sin asfalto, adoquines ni cemento, estaban mojadas y serpenteadas por charcos en la tierra roja. Un perro pequeño que dormía bajo un canelo la siguió acompañándola hasta una casa sin verjas, aparentemente abandonada y allí se quedó al resguardo de un alero. Los ladridos de otros perros tras rejas y muros daban aviso del paso de la mujer por aceras y calles. A ninguno se le ocurrió ser cómplice del silencio que ella hubiera querido conseguir durante su paseo de paso apresurado.              Estela caminó hasta el final del camino donde termina el barrio en el que vive desde no hace mucho tiempo, por las calles desiertas, inundadas por el aroma de hojas húmedas de cientos de árboles que ofrecen su sombra cuando el sol arde a mediodía y siesta. Las flores silvestres matizan el aire fresco y puro de otro amanecer sin humos ni gases tóxicos. Una flor amarilla solitaria se balancea como saludando a su paso, la contempla, la fotografía y continúa el camino hacia su casa. Una hora basta para la caminata del día.                                                                                                                      Por suerte el loro de la vecina está vivo en su jaula cubierta esta vez por una gran hoja de palmera.
                                                                                                                                                Malania

domingo, 11 de marzo de 2018

COMO SAUCE

Silencio eterno, sepulcral. ¿Él la hacía culpable de la muerte de un ángel?  ¿Tendrá algo que ver? Ella desconocía los motivos de su ausencia. Él colocó duras barreras como para no verla desde su cima, aunque no se daba cuenta que ya no era sino un profundo pozo en el que se había sumergido para no verla, para no sentir de cerca la verdad del amor que los envolvía. Porque él  también la quería, pero a pesar de eso la había hecho culpable; a alguien había que echarle la culpa, ¿no?  
La frecuentaba...  y ¿era pecado?. Prefirió dejar de sentir su aroma, sus manos untadas en aceite de almendras vagando suavemente por los surcos de su espalda, viajando hasta los más recónditos poros de su cuerpo. Porque también él se sentía culpable por no haber dicho no desde un principio, a ese amor que era imposible que perdurara. Ella se iría algún día, otros amaneceres  la esperaban. Él no podía ofrecerle techo porque el que tenía ya estaba ocupado, habitado por aromas de alguien que a él no lo llenaba. 
Prefirió establecer barreras, esas que tienden a congelar el amor para mantenerlo intacto, y lo logró. Ella se fue y no lo olvida, ¿cómo olvidar? Y aún así, ¿él la hace culpable? es que lo delata su eterno silencio. 
Estela todavía siente que lo ama, extraña sus saludos madrugados, sus mensajes cotidianos. Es que no hay ni habrá otro igual, es único. ¿Ella será culpable de ese amor imposible? Lo cierto es que nada tuvo que ver con la muerte de un ángel, ese que él tanto quiso ver y no pudo. 
El sauce llora, Estela también. 
                                                                                                                                              Malania