Labios que desean emigrar
para humedecer la sequedad
de tus momentos silenciosos.
Para ver y sentir tus manos ansiosas
agitando vientos que no existen
que sí vibran, sin pausa y sin cansancio.
Pícaros dedos logran encontrar el punto
justo en el momento cumbre e ideal.
Siguen brisas
acarician la tibieza de tus humedecidos poros.
Múltiples deseos penden de la soledad
en horas silenciosas, íntimas.
Malania
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