Aun dormida, ella
siguió buscando
palabras en el vacío
hasta encontrar lo que
quería.
No había una sola
página demás.
Tomó un libro de la
estantería virtual
lo abrió al azar y lo
encontró.
Leer algunos párrafos
se convirtió
en una costumbre
habitual
jamás él la decepcionó
en la lectura.
Poesías y poemas
y alguno que otro
relato
a veces extraño,
ilógico
otras veces los
recuerda
latente y patente
como si los hubieran
vivido juntos.
Algunos quizás
inventos de su
imaginación (de él)
como si sintiese
placer en saberlo todo
dejando a los demás en
la inopia.
Hoy
la última sílaba quedó
suspendida
desgajada en el
aire.
De repente las
palabras se esfumaron.
Ella
intentó continuar pero
no encontró nada.
Abrió los ojos y
alargó la mano
hacia las notas de luz
que flotaban en el aire
como si quisiera
retenerlo.
Y lo recordó
como todas las
madrugadas.
Recordó
que hacer mapas en su
espalda dorada
con sus dedos, con su
lengua
era el sueño de su
vida.
Malania
Imagen de la red
Bonito poema, pero los versos finales son preciosos.
ResponderBorrar"Recordó que hacer mapas en su espalda dorada
con sus dedos, con su lengua
era el sueño de su vida"
Saludos.
Muchas gracias! querida Rita. Que tengas un regio fin de semana. Besos
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