Una corriente de aire diferente se interpuso entre su mundo y el mío.
¿Acaso vivimos en silencio
para no herirnos los unos a los otros?
Le pregunté al mar qué
había representado él para mí y yo para él, pero no hallé respuesta.
Recuerdo cuando sentado frente a mí, destilaba vida y
frescura por sus poros, su mirada clavada en mis ojos y sus dedos insinuantes, acariciaban
las palmas de mis manos. Amor.
De a poco el mundo circundante fue perdiendo sus colores.
Algo de mí había partido con él, ese mismo día cuando se alejó con un
cigarrillo en la mano, sin siquiera adivinar que tal vez ese sería nuestro último
día (o tal vez no).
A veces me pregunto
¿qué hubiera ocurrido si no lo hubiese encontrado y conocido?
Hoy pinto mis días de colores del arco iris, para ver en ellos la sonrisa
de sus labios y esa seductora mirada color miel.
Malania
Imagen: Web J. M. Merellos
Que bello y dulce el recuerdo así expresado. Es como una caricia. Gracias por compartirlo.
ResponderBorrarMe gusta cómo escribes.
Me gustan las letras, son arrastradas por el infortunio, pero la calidez del recuerdo, las vuelve letras de primavera. Es un placer leerte Melania
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