Transité caminos para encontrarte
seguí el aire de tu aroma
te perseguí a través del viento
corrí a favor y a contratiempo
hasta quedarme sin aliento.
Descansé frente a un café desierto
fue cuando te vi bajo el sol
y sobre ti una mariposa revoloteaba
tiritando a destiempo.
No dudé ni un momento
me acerqué y contemplé
todos tus angustiados movimientos.
Sí! Eras tú, no podía ser otra.
Cuando me viste me acerqué
agitaste tus pétalos
y la mariposa huyó
en precipitado vuelo.
Te abriste en un abrazo
besaste mis labios
te tomé en mis manos
acaricié tu corola buscando alivio
hasta ese momento encontrado.
Por qué te habían llevado
sin tener remordimientos
te apartaron sin pensar
en mis puros sentimientos.
Gente sin escrúpulos, gente dañina
¡si yo tanto te he cuidado!
para que alegraras mi vida
mi hermosa rosa sin espinas.
Malania
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