Cuando los rayos del sol aun duermen
tus caricias cálidas se hacen presentes
tus besos me despiertan
tus manos se deslizan
y tus dedos hurgan
como únicas herramientas
en este juego travieso
donde se confunden
tu almíbar con aceites esenciales
en un amanecer tardío
que todavía no ha despertado
en este día
en que la tormenta exterior no existe
y la lluvia de tus humedades
estremecen mi cuerpo.
Malania
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