Avispado
ascendió
y desde la cima
observó.
El viento
se avivaba
las hojas
volaban
las nubes
anunciaban
y sin dar
aviso
la tormenta
estallaba.
Vio
temblar los tejados
ni blancos
ni negros
bajo la
empobrecida luz.
De pronto
un apagón
la
oscuridad lo envolvió
por fuera
y por dentro.
Entonces
descendió
trastabilló
y siguió.
Buscó la
ducha
y al
espejo se miró
nada nuevo
observó.
Cansado se
desplomó
en su cama
o quizás
en otra
dio
gracias por ese día
hasta el
amanecer descansó.
Malania
Imagen de
la red
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