Tus azules me envenenan
tu rosa y gris me encariñan
tus blancos pies me enternecen
con recuerdos dominan
mi mente descosida
con frases rotas y dispares.
Trato de ligar palabras
con puntos, comas y sangrías.
Mi dolor se reduce a hilo
escondido bajo pesados abrigos
de relatos que se tejen
en torno a los azules desperdicios.
Lamiendo la luz del día
se suceden palabras tras palabras
ostentando una cometa.
Cada una me penetra
sin traer una respuesta
y la espera se agiganta
cuando pasan las horas
y el beso nunca llega.
Miles de cristales bohemios
trama de letras ensambladas
cabos de cordel
y perlas de madera
tienen prohibido
pronunciar mi nombre en primavera.
Malania.
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