Un hermético silencio
en un océano de dudas
la sepultaba.
Podía remontar vuelo
a una tranquila ensenada
que la esperaba.
A modificar la brújula de la historia
alguien la llamaba
y el detonador se activó
en unas ocho semanas.
¿Habrá sido hermafrodita
la flor que me acunó
en sus tiernos pétalos
el día en que nací
por nadie vista?
¿La que inspiró
y se bebió la fragancia
que huía por las laderas
con el alba?
Ya no tuvo dudas
no hubo tal ensenada
la brújula la marqué yo
a esa flor que me acunó
la que me dio discreta
la fragancia del alba
para que hoy me inspiren
palabras tras palabras.
Malania
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