domingo, 4 de diciembre de 2016

AUREOLAS AZULES


No soy músico
ni tampoco un erudito
o quizá simplemente
erudito a la violeta
mientras dure la vida
y no desaparezcan
los valses ni la pandereta
La música llega a la gente
y hace repicar las piernas
la sangre les burbujea
y también brillan sus ojos
cuando en tropel galantea
les brotan bellas sonrisas  
en los labios y en los rostros
se reflejan las quimeras
Hay música sensual
y también espiritual
música para el momento
y otra que es  inmortal
es aquella que perdura
y continúa viviendo
aun cuando nadie más
ejecute un instrumento

                                              Malania

EN EL MEDIO DE LA CHINA


Tendida y somnolienta
en la orilla de mi cama
despiertan mis pensamientos
con una melodía suave
sin esperar que nadie
sople una flauta o una quena
ni rasque de un violín las cuerdas
ni tampoco una guitarra
Una bella excursión melancólica
apareció enseguida
como si hubiese estado
en medio de la República China
sin saber si era popular
o era un infierno la misma
Escuché una música
solitaria y silenciosa
muda y encantadora
yo cantaba y él me escuchaba
Muy atento  percibió
la excitación en mi voz
su rostro se volvió delicioso
cuando un halo de extrañeza
se apoderó de mis huesos
de mi carne y de mi piel
De una manera extraña surgió
todo  lo antiguo y lo nuevo
el placer y el dolor viajero
la alegría encantadora
y el temor con un temblor
En un ambiente tranquilo
de paz y de lucha guerrera
algo así como el estar
en el cielo y a la vez en la tierra
todo al mismo tiempo
Fue una mezcla de frío
y de calor intenso.
                                                                                                        Malania