Entre la llanura nevada 
y la luna menguante 
flotaba el silencio y acechaba.  
En efecto crispante  
una alianza se enzarzaba
esperando que el sol 
desparrame su calidez brillante
sobre la cima de las montañas heladas
Pero ya nada era igual
y aunque ella no era Némesis
quizás él eligió ser Epicureo.
La simbiosis se había acabado 
desde la supernova de una noche ajena 
la estrella dejó de brillar 
ante el déspota que la cobijaba.
                                                
Malania 
