viernes, 10 de julio de 2015

Sueño y realidad

SUEÑO Y REALIDAD
Mientras dormía, una araña de cuerpo pequeño y largas patas, de color rosa brillante, correteaba por el piso mientras tejía su tela entre sillones, mesas, y cuanto mobiliario encontraba en su camino. Maru, mi diminuta mascota color canela, ojos saltones y orejas erguidas, la perseguía. No supe distinguir si la quería ahuyentar o la invitaba a jugar. Yo la corría para pisarla pero el invertebrado depredador  se divertía zigzagueando. Su agilidad le salvó su  vida.                                 
 El canto del zorzal me despertó. Mis  piernas tomaron prisa sin igual, no debía perder ni un minuto. La ducha tibia ayudó a despejar mi  modorra.  En la cocina las burbujas y el vapor del pico de la cafetera indicaban el punto justo del agua para el café.  El aire corría diferente, se aproximaba el gran momento. El medidor del tiempo señaló la media mañana. Los minutos se acomodaban desplazándose con pereza de viernes, contrapuestos a mi corazón que latía una vez más con entusiasmo. Y recordé aquella hoja, cuando lejos de ti, navegaba por el mar calmo en tempranero paseo por la playa, hoja que dejó su árbol y tomó el  camino naviero hacia el amor, entregándome las caricias que tú me enviabas.  ¿Llegará nuevamente ese  día para regalármelas, para hacerme sentir que vivo todavía? ...mi mente también nadaba.
El tiempo vuela a través del viento,  y el amor atraviesa  distancias. Allí estabas todos los días. Y ahora mientras quizá mi mascota juguetea con la pequeña araña enredándose en su tela,  me aferro a tu cuerpo entrelazando nuestros brazos,  vestidos simplemente con la tibieza de la piel. 

Entumecida

            ENTUMECIDA
Literalmente comprendió el mensaje. Qué más daba si era virtual o real Amaneció con la almohada sobre su cara en señal de negación a un nuevo amanecer ¿Todo para qué si él no la quería? Quien no quiere amar ni siquiera siembra en el desierto por temor a que misteriosamente la semilla acabe germinando, pensó.  En cambio el que ama busca sembrar en tierra fértil la cuida la riega y la protege con besos, mimos, caricias y abrazos para verla crecer. Por resistencia a la vida la semilla de a poco desaparece o entumecida por el frío y el cansancio del andar, en algún lugar perece. 

Ni Sonio ni Marimonia

Ni Sonio ni Marimonia


Un haz pesimista flechó sus entrañas  
timoneó en sentido contrario la varita mágica  
de ese amor que creía en naciente y así fue 
que ni el crudo viento golpeó su rostro 
Los rayos del sol se petrificaron 
la luna se envolvió en penumbra  
ella sin dudar caminó 
hacia el puente gola sin parapetos 
La tristeza se apoderó de su noche  
cuando el sopor la sumió en doloroso sueño
Ni  Sonio ni Marimonia  la conmovieron.