martes, 17 de abril de 2018

MAESA



MAESA
Hablan entre sí las hojas
en atisbo de su infinito
se contagian el brillo
en verde amarillento
nada las acongoja
ni el silbido del viento. 
Doce meses y más días
de aquel amanecer de febrero
que se llevó nuestra armonía.
La misma rama seca
en monótono movimiento
se estremece con el canto
de gorriones soñolientos.
No quiere el exilio
lucha en deseo de vida
le queda savia todavía
y las flores silvestres lo perciben
en cada amanecer igual o diferente.
Yo también deseo vida,
dijo Maesa entre bostezos
y al primer rayo del sol naciente.
La congoja de la rama seca
no la conmueve
en ese lunes de dormidos duendes
peregrinos de aceras
llenos de aburrimiento.  
                                                  Malania

GRÁCIL DESEO


GRÁCIL DESEO
Quisiera perder la razón para no verte partir
entre líneas de humo gris de un cigarillo encendido.
No quiero batallas de silencios
quiero batallas entre sábanas blancas
o de corazones rojos, estampadas
donde se confunda nuestro aliento.
Batallas anormales de lenguas apasionadas
de manos untadas con aceites esenciales
recorriendo el laberinto de tu cuerpo.
No quiero un mundo nuevo
prefiero confundirme contigo
entre besos y abrazos seguidos de sosiego.
No quiero que nada termine
prefiero todo abierto y sin límites.
No quiero que llegue el final
quiero roces, susurros y caricias pendientes
para una próxima vez
ante mimos que exaltan apetitos
con tus fronteras ardientes.
Quiero sentir el placer de lo imposible
más allá de la distancia
y del inconcluso estímulo.
Quiero ese momento de invasión perpetua
después del lento comienzo.
                                                                            Malania