Paladeó una idea con sabor desconocido
trazando una curva inverosímil con letras
bajadas de un cielo entre nubes perdido.
Saboreó el placer de navegar o transitar
y de vivir en el borde del mundo
ataviado en una campaña nueva
contra lo nunca antes visto y menos vivido.
Empezar algo nuevo cuesta –pensó-
como quien camina por una picada empinada
con las piedras toscas en punta
donde es posible doblarse el tobillo
o caer y lastimarse con las piedras en vilo.
Es necesario recorrer despacio el lugar elegido
mirando hacia abajo y también su laberinto.
Y de tanto transitar por el mismo lugar
se irán emparejando y aplanando las piedras
y en un camino llano y liso convertirlo.
El asunto está en seguir
el mismo camino con facilidad
hasta más allá de la saciedad
o cambiar tomando otro sendero, otra picada
desconocida y quizás
más difícil, o no.
Puedes ir solo o llevar a una mula de reata
vestir una camisa de miedo
o cubrirte de renovado vigor.
Una violenta sacudida
ascendió por la madera rasa
le aguijoneó las manos
y se dio cuenta que dormía
bajo las sombras de la noche
que a sus espaldas caía.
Sumado al largo sueño
después de un cansado día
amaneció con una sensación de bienestar.
Malania