jueves, 30 de mayo de 2019

ARDUO TRAJÍN






La carreta
por fin alcanzó el mar
y los niños
respiraron convencidos
de que allí iban a quedar.
Cada cual
frente al mar
retuvo un tinte
un susurrar
una vibración
una fragancia
un compás.
Cada cual
vivió
a su manera
el gigantesco mar.

Un viejo vehículo
los recogió.
En la baca
llevaba cajas
con bacas
y abundantes frutos
jabuticaba, ubajay
guabiroba, cerella
y tantos otros
frutos tropicales
que los niños
pudieron disfrutar
durante el camino
a ese desconocido lugar
donde terminó su andar.
                                 Malania