domingo, 20 de agosto de 2017

CARTA DE ELEESA A MAROO


Tal vez nunca llegue a tus manos, se le cruzó por la cabeza a  Eleesa, mientras escribía  todo en su mente,  tallando letra por letra las oraciones de lo que sería su carta.
Querido mío:
       No sé dónde estarás en este preciso instante, quizás en el sur del  horizonte o en el centro del mapa. Hubiera querido que me retengas, o al menos que lo intentes, el día que te conté lo de mi partida. No era inminente la decisión. Si me lo hubieras pedido, quizás no hubiese tomado alas al vuelo.  Prefería  quedarme a tu lado aunque no viviese junto a ti. Pero no dijiste nada, o sí, alentaste mi viaje como si no te interesara que ya no estuviese cerca, como convencido de que era mejor que estuviera donde hoy estoy y las razones no hacen falta recordar, porque ambos sabemos cuáles son.  Si me lo hubieras pedido, hoy estaría allá, cerca del hermoso parque, con amaneceres al compás del trinar de  palomas, gorriones y el infaltable zorzal. Pero no, aquí hay gorriones y ladrido de canes cuando pasa el camión de madrugada para retirar los residuos que se esconden en negras bolsas, o algún vecino madrugador que debe cumplir con su labor diaria y llegar a horario a su trabajo. Yo ya no tengo obligaciones de horarios que cumplir, simplemente vivo. Ese vivir sin ti se me pone cuesta arriba. Te extraño muchísimo y hasta me animo a decirte lo que versa en una canción:  “AÚN TE AMO”.

                                                                                                                                               Malania