Cantaba sin oírse y sin que nadie lo oyera
llenando las horas vacías de la calma
regaba el lecho de piedras misteriosas
un arroyo profundo de aguas pálidas
Se despojaba de los rumores de almas
esperando la lluvia para limpiar estrellas
que reflejadas en el crepúsculo cálido
gozaban en laberinto agudo de sus breñas
El sol improvisaba una sonrisa fresca
besando con sus rayos lianas y rosaledas
crespones oscuros y hojas pintorescas
en un amanecer fragante de la naturaleza
Mientras camino por orillados senderos
pienso en ti, y en tu sonrisa bella.
Malania