martes, 19 de marzo de 2019

NO LO PUEDO DECIR



   A través del tiempo me he dado cuenta que las mejores postales que nos ofrece la naturaleza son efímeras. Además, no se da nunca una igual a otra. Son espectáculos, que quienes los apreciamos, nos sorprendemos de ellos y si no aprovechamos el momento justo, nos lo perdemos para siempre.
Esto ya lo he dicho en otra ocasión. Pero la de hoy, en mi recorrido de las 7 de la mañana, fue particular porque estuvo presente un fenómeno natural poco visto en esta zona, la neblina. Más de una hora percibiendo aromas diferentes. Cubiertos de rocío el césped, las plantas, las flores y los frutos. El pasto recién cortado, otros altos hasta mis flacos tobillos. La lluvia arrastró tierra suelta que encontró al paso, por cauces de arroyitos inventados por el abundante caudal de agua caída. La tierra no pidió permiso y se depositó en senderos de cemento aptos para las caminatas en el bulevar de la avenida. Hay que esquivar el barro para no resbalar y es ahí donde mis pies aplastan el pasto humedeciendo mis zapatillas grises. La altura mediana de los árboles de ese tramo, ofrecen el perfume de las flores silvestres. Una vez que cambio el rumbo y enfilo mi regreso a casa, otro es el espectáculo. Las guayabas y su alfombra, quedaron atrás, así como las paltas, los mangos, y otras frutas de estación. Ahora tengo que esquivar las espinas de los rosales que sobresalen de las verjas. Muy orondas se mecen al compás del viento perfumando las veredas con sus ramilletes blancos, rosados y lilas. Los que más abundan son los blancos que tienen un aroma inigualable. No son iguales a las rosas que venden en las floriculturas que parecieran ser de plástico. Estas son nacidas en tierra fértil y se bañan de rocío al alba y al ocaso, o en noches calmas, casi en todas las estaciones del año. Quizás por eso conservan el perfume original a rosas frescas.
A todo esto, tengo que sumar el canto de los pájaros: mirlos, gorriones, loros, algún extraviado zorzal y el papagayo de mi vecina que me saluda al pasar. Si no lo saludo me silba y se pega una carcajada.  
Vuelvo a casa renovada después del incomparable espectáculo natural.
Una ducha, unos mates con hierbas aromáticas y así, de este modo, no puedo decir que no soy feliz.
                                                                                                                              Malania

domingo, 17 de marzo de 2019

METEORO






Mis pensamientos son preciosos
más de lo que puedas imaginar.
No busco compasión
ni tampoco me compadezco
porque eso es de mediocres.
Pero hoy el aire me envuelve
como un meteoro
y un impulso me hace hablarte:
No te quedes
anclado en la tormenta
viendo como juega el agua.
No deambules
por las alcantarillas de la vida
esquivando charcos y adoquines sueltos.
Ven
y convertiremos los relámpagos
en juegos de amor y pasión
en noches oscuras y humedecidas
por el vapor de nuestros cuerpos.
Aunque se arrugue la piel
y la cavidad de la hoguera aumente.
Deshilachemos frases
para inventar nuevas poesías
con la inspiración puesta
en tu piel y mi piel
esa que permanece ansiosa
por abrazar tus besos en lenguas de lluvia.
Que los pájaros eleven su trino
y los gatos azules reclamen silencio
para descansar un día de domingo
mientras las mariposas del amor
remueven nuestras células
sin prestar atención
en qué día estamos.
                                            Malania.
Imagen de la red

miércoles, 13 de marzo de 2019

SIN COMPASIÓN



Susurraban los árboles en la noche.
Quién sabe qué se decían
las hojas al rozarse,
mientras el sueño sin sueño de las gaviotas
era tan pesado como bolsas de plomo.
Yo esperaba con mucha ilusión
tus cartas tempraneras.
Hoy ya no sé si las espero
porque a un cerrado corazón
no se le ve el centro
ni el sentir de palabras para mí.
A pesar de todo escribo
a veces con sentido amoroso
a la luz de la luna
otras veces
escribo cosas triviales
bajo el cielo velado por ligera bruma.
Impelida por alguna orden
misteriosa y perdida
en el interior de mi cerebro
para no decir directamente
que aun espero y te quiero.
No quiero a nadie en mi cama
porque prefiero seguir recordando
el tacto sublime de tu piel en calma
de aquellos momentos vividos.


                                     Malania

viernes, 8 de marzo de 2019

EN REMOJO




   El alcohol no es mi amigo, alguna vez un sorbo de whisky, media copa de vino o una cerveza fueron mis aliados en compañía del ser querido. Pero en el cielo necesitaban a un humorista, alguien que tuviera alegría y buen humor permanente y los ángeles se lo llevaron. Digamos que fue así, pues pudo haber sido de otra manera.
Cuando sonó el timbre anunciando de que tenía una llamada telefónica yo dormía profundamente como si estuviese ebria o en otro mundo.  
Me encontraba en pleno sueño y mi cerebro, hinchado, como si lo hubiese puesto en remojo. Miré el reloj y marcaba las cuatro, de la tarde o de la mañana. ¿Cómo saberlo? Tampoco logré recordar en qué día de la semana y del mes estaba.  Entonces me levanté, corrí las cortinas y abrí las persianas. Descubrí un día nublado; era de tarde, apenas soplaba un aire húmedo, gris y no había ni un solo ruido; ni siquiera el loro se percató de que ya no era hora de siesta.  
Cuando levanté el tubo del teléfono, alguien se cansó y cortó.
                                                                                                                      Malania
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miércoles, 6 de marzo de 2019

BAÑADO EN ALMÍBAR




Contemplé una puesta de sol tan hermosa que parecía un milagro. El horizonte entero estaba teñido de colores, tan brillante que parecía bañado en almíbar de jugosas frutas.
En aquel atardecer abrumador me acordé del paseo por la playa, cuando por pura casualidad, encontré señal de internet, bajo la sombra de un inmenso cartel que refería al lugar donde me hallaba. Quizás la señal la trajo la brisa marina o el caudal de aquel arroyito de aguas cristalinas.
Me senté sobre una roca bamba gris y leí la carta, en la que me decías sobre la envidia que sentías por no poder estar allí. También me pedías que disfrutara de la estadía. Y así lo hice.
Cuando regresé, mi deseo hacia ti fue más fuerte todavía.
                                                                                                                     Malania

ESE ALGO






  Él poseía algo que me hacía estremecer el corazón, desde aquel primer día, cuando a través de la ventana, lo vi sentado vestido en su traje gris.
Había despertado algo que hacía mucho tiempo estuvo dormido en mi interior. Era un anhelo puro y ardiente.
Emanaba de sus ojos como una fuerza imantada, escondida, misteriosa.
¿Qué era? Cómo definir aquella emoción que yo sentía de pronto, al estar sentada frente a él. 
Él está allá, pensando en qué escribir, a la una de la tarde, o quizás en medio de la noche. Y yo aquí, tratando de recordar lo que iba pensando mientras caminaba durante la mañana.
Él no es mi sol, ni mi luna, ni mi estrella, porque es un ser pensante, maravilloso, que posee algo, ese algo que aún me hace estremecer cuando lo miro a través de esta ventana.
Camino y lo veo, en el pestañear de los pétalos de rosa, cuando las mece el viento; en el aleteo de un gorrión con el cuerpo mojado por la lluvia. Y siento su perfume, al pasar frente a la arboleda cubierta de frutas de guayaba, maduras y jugosas, o de enredaderas de maracuyá (mburucuyá) prendidas al cerco de alambre tejido. Y lo escucho, en el gorjeo de una paloma o en el canto del zorzal.
No es locura, ni soy zombi. Estoy cuerda, muy cuerda.
                                                                                                   Malania

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lunes, 4 de marzo de 2019

DE ENTRE CASA





¡Vamos!
Hoy empieza un nuevo día.
¡Ánimo!
Ya he dado mil vueltas en la cama antes de poner los pies en el piso.
Y si no es eso, me pongo a mirar un rato el cielo raso buscando figuras dibujadas en la madera por orden de la naturaleza.
A veces hablo sola, con las plantas, con las perras, con el perrito del vecino que quiere conquistar a la más chiquita de las mías cuando está en celo. Murmuro dando gracias por las cosas que me rodean, sobre todo por mis seis sentidos, sí, dije bien, seis. El de la intuición es por demás importante para escoger el camino correcto. Cuando desatiendo mi voz interior con seguridad caigo como un chorlito.
Y pienso que es amargo no estar cerca, no poder verte, pero si desaparecieras sería mucho más dura mi vida. Es pensando en ti todas las mañanas, me doy cuerda y el día comienza con optimismo.
No entiendo a aquellos que dicen que nada tienen que hacer. Siempre hay algo que hacer, algo útil para dar valor al día en que estamos.
Mientras escribía escuché aplausos. No, no eran aplausos, era el hijo de otro vecino que llamaba para que le pasara la pelota. Juegan en la calle y de una fuerte patada el objeto redondo como la luna, vino a parar al patio de mi casa. Me pregunto cómo los padres de esos niños les permiten jugar en la calle.
¡Ánimo!  Ya comenzó un nuevo día.
                                                                                                                     Malania

domingo, 3 de marzo de 2019

SER POETA


                
Sentía como una masa de aire en su interior
aire denso
amargo
molesto.
Analizaba sus sentimientos
absorta
con la mirada fija
en las motas de luz que brillaban
suspendidas en el aire silencioso.
Lo recordaba todas las madrugadas
Cada poesía, cada poema
largo
como la escalera al tercer piso
o corto
detallado y pintado
como una miniatura.  
A ella le sorprendía
la manera de ligarlos
de hilvanar verso tras verso.
Una historia trae otra
y ésta está o no
contenida en la primera.
Ella admiraba
su portentosa memoria.
Y comparaba
su capacidad para versar
con la inopia de otros
con pretensión de aparentar
la de ser poeta.
Pero no es fácil.
                               Malania.
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sábado, 2 de marzo de 2019

ACORDES



Busca entre lo imposible
en la música del alba
en los colores del arco iris
en la lluvia perezosa y calma
en el canto del grillo
en las calles batanadas.
Busca el cómo
la forma dibujada
el método
y la estrategia escapada.
Quiere encontrar
esa voz que acuna la vida
esa voz oculta
que no dice nada
y lo dice todo.
                    Malania
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viernes, 1 de marzo de 2019

AGUIJÓN




En una fusión de colores
pasa la vida
entre tintes opacos y brillantes.
Ella modela sus días y diseña felicidad.
De pronto algo se rompe
un hilo, una hoja o un pedazo de piel.
Se siente extraña, vulnerable.
El cóctel se vuelve rancio y gris
los colores desaparecen con el agua de lluvia.
No siente enojo.
Siente un aguijón
que la invita a montar las alas de una avispa
para despertar otro día
que ofrece ser diferente.
¿Será diferente?
                                                                                                 Malania
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