miércoles, 27 de febrero de 2019

EL HUMO DEL CIGARRO




Intrépido, dobló la esquina y apuró el paso.
Las nubes navegaban cada vez más rápido.
Eran todas azules, solo azules.
El viento del sur
se entremezclaba y las desparramaba
como queriendo elegir a la más bella, la más pasional.
Sopló y sopló con mayor intensidad hasta lograr abrirla.
La recostó sobre el blanco lecho del horizonte, la desgajó y dio rienda suelta a su deseo.
Cabalgó sobre ella penetrándola por todos sus rincones, de sur a norte y de este a oeste.
De la bella y atractiva silueta azul quedó solo un estropajo.  Al chocarse con las otras nubes lloró y su llanto se convirtió en lluvia, una lluvia fría y sin brillo.  
Entre la niebla matinal que nacía de los pantanos, el llanto de la nube azul caía dolorosamente contra las hojas aventadas por una racha de viento.
Él volvió jadeante y satisfecho de haber logrado su cometido, sin prestar atención al hilo gris del humo del cigarro que airoso flotaba detrás suyo.
                                                                                                                 Malania
Imagen de la red.