sábado, 9 de noviembre de 2019

LA MUJER EXHAUSTA



Decidida en las mañanas
sale a caminar
en fresca alborada
esa mujer callada
para no despertar
a ninguna nube
con gotas de agua.
Encuentra los primeros claros
de luz amanecida
a medio camino
del total de la escalada.
En la primera esquina
un ceibo en flor
se mece con el viento
pintando la alborada.
En la segunda
una casa tapiada
sin latidos, sin misterios
simplemente abandonada.
En la tercera
un grupo adolescente
ojerosos, resacados
esperando el colectivo
para la vuelta a casa
y el zorzal con sus trinos
anunciando la mañana.
La mujer sigue el camino
ya con su frente sudada.
Bajo la sombra de un haya
plantada junto a una tala
con su madera blanca
sombrea los lentos pasos
de la cansada dama.
Ella desoja
la lejanía mágica
 sin divisar la lluvia
o una azul gota de agua.
Como siempre él
ausente la acompaña
en cada paso
deshojando letras
de cautivantes palabras.
Detrás de una ventana
la dueña se ahoga
en letras no claras
o quizás la niñera
cuida una mascota
o tal vez un iluso mago
compra una caracola
y una concha azul
al mar que la albergaba.
O quizás nadie.
La mujer exhausta
por larga caminata
vuelve feliz a su casa
abre el grifo
y en el agua de la ducha
escucha
del poeta una balada.
Malania