Al costado
de la ruta
se instala
desde temprano
el vendedor
de frutas
aunque
tiemblen de frío
sus pies y sus
manos.
Ofrece
naranjas, manzanas
mandarinas y
plátanos
entre papas,
cebollas
calabazas y
rábanos.
Promueve
las de estación
mientras
las otras más caras
casi nadie
las compra
y termina por
tirarlas.
No es mucho
lo que gana
su trabajo
es honesto
lo que
obtiene no afana
le alcanza
para vivir
en su afán
por subsistir.
Malania