miércoles, 13 de marzo de 2019

SIN COMPASIÓN



Susurraban los árboles en la noche.
Quién sabe qué se decían
las hojas al rozarse,
mientras el sueño sin sueño de las gaviotas
era tan pesado como bolsas de plomo.
Yo esperaba con mucha ilusión
tus cartas tempraneras.
Hoy ya no sé si las espero
porque a un cerrado corazón
no se le ve el centro
ni el sentir de palabras para mí.
A pesar de todo escribo
a veces con sentido amoroso
a la luz de la luna
otras veces
escribo cosas triviales
bajo el cielo velado por ligera bruma.
Impelida por alguna orden
misteriosa y perdida
en el interior de mi cerebro
para no decir directamente
que aun espero y te quiero.
No quiero a nadie en mi cama
porque prefiero seguir recordando
el tacto sublime de tu piel en calma
de aquellos momentos vividos.


                                     Malania