Reposan mis
pies desnudos
bajo mi
manta floreada
es invierno,
pero ella
me recuerda
sigilosa
la
primavera soleada.
Vuelan dudas
bajo mi cama
enmudecida
y sin ruidos
esos que
hacían chirriar
los oídos
de vecinos.
Y en espera
siguen sueños
cuando el
reloj marca las cinco
con
mensajes que no llegan
a pesar de
mis suspiros.
Quizás
congelados están
reposando
en la pradera
aguardando a
que florezcan
los
girasoles tardíos.
Las sensaciones
perduran
cuando
esperan el amor
del poeta
que sentí mío
en crudos
días de invierno
o entre
sudores de estío.
Malania