GOB Y GRIS
Las siete de la mañana, nubes negras anunciaban el temporal. Algunos gorriones madrugadores despertaban a los puputs, palomas y búhos, pero ellos prefirieron mantenerse firmes en sus nidos. Nuria, como todos los días salió a pasear con Gob, una cocker color canela. El gato gris esperó la llegada de Nuria y olfateó la bolsa. Sabía que en ella traía algún alimento para el desayuno. Servido su plato debajo de un banco, comió sólo un poco y el resto dejó en reserva para después, siempre que algún otro gato o alguna intrusa gaviota no se adueñe del manjar. A la par del can y su dueña, Gris comenzó su andar, mimoseando su cabeza y todo su pelaje contra el de Gob, en atrevida seducción. Gob le respondía volcándose al piso, moviendo la cola y en señal de cotejo, daba un brinco y nuevamente retomaba su andar. Gris la acompañó hasta la mitad del camino de vuelta a su casa y regresó. Cada tanto giraban su cabeza, como señal de deseo de un próximo encuentro, tal vez mañana si no llueve.
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