NADA TRIVIAL
Una aldaba 
pende silenciosa 
en una puerta de satín 
una mano metalizada 
quizá de vanadio  
bronce no irisado  
o tal vez zinc  
por manos modelada 
sin indicios del artista 
que plasmó en esa obra
el amor de su poetiza
Malania Nashki

 
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