No deseaba revelar su propia
historia,
una trama de cicatrices y
quemaduras interiores
sobrecargado de mensajes
que ella le enviaba.
Él sabía lo que eso
significaba
pero no sentía culpa ni
arrepentimiento
tampoco quería la calma.
No escuchaba, no veía ni tampoco
hablaba
Anochecía, con la sensación
de la arena blanca
bajo sus pies blancos y
una muralla blanca
bajo el sol blanco en
señal de pureza.
La luminosidad que lo
envolvía
afilaba la lejana figura femenina
al verla partir por las
vías del tren.
Aspiró una bocanada de
aire
como para dar alivio a su
corazón.
Tal vez no se atrevía a
revelar
su deseo de partir con
ella.
Mientras el fuego
centelleaba
él palidecía con el
viento.
A veces es mejor no saber nada
…
a pesar de haber sabido
que
desde antes sabía que lo
sabía
Las olas temerosas de su
ir y venir
retrocedieron hacia el mar
tranquilo
cuando el sol
se apoderó de la
inmensidad del húmedo lecho
regalándole calor
y esperanza de volver a
verla.
Malania
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