Convergen
la deliciosa copa de helado con crema y frutilla
con la mirada melancólica de un niño hambriento.
El hombre cultiva la tierra y planta árboles
pero basta una cerilla encendida
para envolver el monte en tristeza
y lloran las aves después de un incendio.
Corroe el tiempo
el indeleble recuerdo
de un amor que aun somnoliento vibra
para sobrevivir en el mismo aliento.
Se relaja el artista
y difumina el tinte cromático del manantial
que el aguacero ha fortalecido
en una mina de rocas adormecidas.
Malania
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