Imagen de la red
La oscuridad en pleno día 
interrumpió 
su arrebato emocional.
Aterrada solitaria observó.
Las nubes viajaban irónicas 
como deflectores inocuos
en medio de la tormenta.
Las fragantes flores 
fueron cayendo poco a poco
besando el suelo rojo 
empapado por la intensa lluvia.
Miró al cielo y rogó 
su destino estaba en juego
rocas ígneas y rugosas 
se agolpaban en cadena.
Una ráfaga helada 
atravesó 
el umbral de sus pupilas.
¿Era ella o era otra?
Deletreaba el nombre 
escrito en el espejo del gran ventanal.
De pronto en un giro
las nubes se volvieron violetas
de los tallos erguidos 
resurgieron los húmedos pétalos 
desaparecieron las rocas 
cesó la lluvia.
Las letras en el ventanal
versaban tu nombre.
Ella lo pronunció y pensó: 
... ¿Lo digo?...
                                               Malania

 
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