En la desnudez de mis pensamientos 
como una hoja en blanco al viento 
busqué en tus palabras aliento.
Sentada frente al mar 
el frescor del amanecer  
acarició mi rostro 
y sin permiso se filtró
en la profundidad de mi cuerpo. 
Límpido el cielo anunciaba 
un día espléndido.
Entre el norte y el sur 
cambió el paisaje 
en beneficio de otras especies. 
Las hojas plateadas 
y el olor a malva fresca
se han quedado atrás
junto a salvias y albahacas. 
Los bosques de algarrobos y lapachos 
se han sumido en silencio 
en otra noche azabache.
Los peñascos espejeaban al sol naciente 
que, enrojecido por el alba 
teñía el paisaje. 
Seco el pastizal reflejaba 
que la lluvia estaba en falta. 
Transcurría el día 
zigzagueaban las horas
mientras las aguas 
en duelo se batían 
entrelazando sonidos 
de tus viejos poemas 
perfil en canto a mis oídos.
Malania

 
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