Un viejo tren
con los colores del cielo
un vuelo a las nubes
y un navegar sobre ellas
o un asiento individual
en un micro larga distancia
no importa de cuál empresa
sea.
Tú lo sabes
por eso me miras así
con ojitos melancólicos
porque intuyes que estaré
ausente
esta vez no sé por cuánto
tiempo.
Mi mudanza está a punto de
partir
algunas cosas he regalado
otras he vendido a mal
pago
pero algo no dejaré
y es la bolsita
de aquellos alfajores
recubiertos de chocolate
que él me ha regalado
aquella mañana de mayo
cuando no solo el café compartido
fue el culpable
de excitantes momentos, testigo.
La guardé y la guardaré
junto a una rectangular
tarjeta
será la insignia de
nuestra pasión.
Quizás un nuevo encuentro
nos depare el destino
o tal vez el grato
recuerdo de lo compartido
se convierta en la piedra
fundamental
para no desfallecer
a través del tiempo dolido
en esta vida que continúa
difícil sin él.
Malania
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