Tu presencia en mi
vida
ha dejado huellas tan
profundas
que cuando la lluvia
arrecia
la soledad sangra contraída.
Los recuerdos laten en cadena
mi cabeza apoyada
sobre tu hombro derecho
dormitando en viernes
tempranero
o en lunes de siesta
sobre mi amplio y florido lecho
mis cabellos cosquillean tu cara
y tus yemas
suavemente los separan
con caricias y ademanes insinuantes.
En días de lluvia o de pleno sol -que más da-
quisiera robarle un jueves a Lugano
o un martes a Retiro
y por qué no un miércoles
al acto escolar de primavera
en festejo anticipado y de antemano.
En sábados mañaneros
te busco entre las letras
de tus bellas poesías
y en el recuerdo de los domingos
el olor al rocío de las araucarias
cortadas a ojo de hombre
en verdes galerías
frente al enorme edificio
en la esquina de San Juan y Directorio
y así te recuerdo día a día
de lunes a domingo.
Malania
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