Una calle estrecha, profunda y oscura, techada únicamente por el brillo de las estrellas En la negrura de la noche una espada bailotea como duende de luna nueva.
De día el temor desaparece y el sol cae de plano sobre los patios y la luminosidad del astro rey es dominante.
Algunos habitantes perplejos bajo el calor y la luz, tratan de entender las curiosidades de la vida, en pleno domingo a mediodía.
Un día igual a éste, ella dormitaba en horas de siesta y balbuceaba.
-No quiero pensar
no quiero recordar
no quiero llorar
ni tampoco volar.
Pero se quedó dormida y voló
con su mente pintada de blanco
y en su vuelo lo pintó de verde
un verde esperanza
una esperanza posible
de que un día podría tenerlo.
Y lo pintó de rosa
en campos de flores silvestres
todas sin espinas
y en suelos de rocas.
También lo pensó de rojo
hasta que el sol se desplomó
y lo vio en las flores
al borde del camino agreste
y en los jardines cercanos
en la espléndida campanilla
y así en ese rojo fogoso
él le sonrió
desde esa preciosa flor.
Malania
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