A VECES
las palabras afloran
y se esconden
detrás de nubes silenciosas
que navegan
impulsadas por la brisa del amor.
Es tanto el silencio
que ni siquiera nace un eco.
Celdas espinosas
de presidio mustio
muestran rejas retorcidas
de lágrimas espesas
volviéndose fangosas
con olor a nunca más.
Las palabras mueren
en días pedregosos
con caminos en el aire
sin color y sin sabor.
Malania
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