La noche se mutila 
por truenos estridentes
y aullidos de perros 
con estrellas caprichosas 
que titilan apuradas 
robando la luz de la luna
como queriendo alumbrar 
desoyendo la tormenta 
a la par de los relámpagos.
Las primeras gotas
esgrimiendo una sonrisa 
se escabullen entre las hojas
de romero, salvia 
y flores de saúco. 
El aroma de la absenta
baña pétalos de hisopo 
y el verdor del erguido laurel. 
Mientras los frutos 
de rosa mosqueta 
y arbustos de retama 
escoltan al viento
que lleva hacia el mar
la transparencia del agua.
                             Malania

 
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