Es una
locura salir a caminar 
antes de que
salga el sol. 
Al viento se
le hadado 
hablarme al
oído 
el derecho no
escucha 
se instaló
en su tímpano 
el agua de
la ducha. 
El
izquierdo lo llama 
la
respuesta es su eco 
y se
estampan luego
en la
cornisa del recuerdo 
empañado
por una nube 
sulfatada y
en duelo.
La belleza
azul lo hizo temblar 
en la
penumbra sintió vibrar 
sus huesos,
su piel 
y su carne
cansada 
Se
escabulló pasmado
en la
penumbra de la vida 
y aspiró
profundo
el aroma de
la tierra humedecida.
Su nombre
vive 
en cada
latido 
exactamente
en el mismo
cuerpo 
que no es
de otro 
que es el suyo,
el de él 
hasta quien
sabe cuándo.  
Y nada los
separa 
más que el
viento 
que le trae
noticias 
al oído
izquierdo 
porque el
derecho 
sigue
anonadado  
bajo el
silencio 
de los
pétalos blancos 
y de las
espinas de un cactus 
que vive en
pedregosa tierra
escondiéndose
del frío 
de los días
que pasan 
sin tener
un rasgo mínimo
de algún lejano
amor. 
No hay
hastío en la penumbra 
hay
nostalgia del ayer vivido. 
Malania 

 
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