Bajo el brillo de la luna
serpenteaba una canoa 
y con ella alguien 
aburrido de no hacer nada 
plañía en medio del lago 
buscando esa paz 
que el opiáceo no le daba 
y afligido 
por su destino incierto
exhalaba 
con los brazos abiertos
clamando amor
cual ave en el desierto
bajo un cielo azul 
en mar adentro. 
Un remolino lo sorprendió
envolviendo la canoa  
y sin contemplación ninguna 
al fondo los sumergió.
Nada pudo hacer el sol
y frente a la luna lloró.
Nunca más nadie los vio.
                              Malania.

 
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